La camisa de James McAvoy

El cine está repleto de detalles que son dignos de admirar y de vez en cuando mola mucho descubrir alguno de ellos. Hoy comentamos una pequeña anécdota protagonizada por uno de los actores más importantes del momento, James McAvoy.

Nos retrotraemos a los Premios Oscar de este mismo año y nos centramos en la figura de James McAvoy. Observa la foto que acompaña a la entrada de hoy. Podrás ver que dentro de la elegancia obligada para dicho evento, el actor tiene algo raro en su camisa blanca. Algo rojo, una especie de garabatos. Pues no son simpes garabatos, son las firmas de algunas de las estrellas más importantes dentro de la industria de Hollywood. Entre ellas se encuentran las firmas de ilustres actores y actrices como las de Brie Larson, Michael B. Jordan, Samuel L. Jackson o Charlize Theron. Además el propio actor autografió su propia camisa.

¿Y esto por qué? Es algo curioso que en la ceremonia más grande del cine ocurra algo así. Pero la historia tiene algo más de trasfondo. Aunque en un primer momento, según ha confesado el propio actor, la firma de su atuendo fue algo espontáneo e improvisado, el resultado final servirá para mucho más de lo que nadie pensaba. El alcohol fue uno de los detonantes por los que tanto el actor escocés como sus compañeros cogiesen un rotulador y estampasen su impronta. Lo verdaderamente hermoso es que el actor, protagonista de películas como “Múltiple” o “It: Capítulo 2”, transformase un trapo lleno de garabatos rojos en una obra de caridad. No se sabe muy bien, pero de alguna manera esa camisa será usada para fines benéficos. El dinero que se recaude con su venta irá para los más necesitados. O eso dijo el actor en su día. Porque desde la ceremonia no se sabe nada de la prenda de McAvoy.

Aquí te dejo un enlace a la entrevista que le hicieron aquel día con su famosa camisa:

Hoy os dejo esta pequeña curiosidad, pero volveré con más!!!



Comentarios

Entradas populares de este blog

Los cameos de Tarantino

¿Por qué se mueren tan rápido las luciérnagas?

¡Dejadme en paz!