Leotardos de abeja

Creo que las historias de amor están demasiado sometidas. Creo que el género está pasando por un pequeño bache, porque el público piensa que todas las historias de amor son iguales. A mí, particularmente, me gusta ver de vez en cuanto una comedia romántica o un drama amoroso. Pienso que sus historias humanizan a la gente, a pesar de todos los tópicos y los cánones que se nos imponen a la fuerza. “Antes de ti” es una película diferente a lo que estamos acostumbrados. Es una historia de amor, sí, pero bastante diferente a las demás. En este caso los enamorados no “vivieron felices y comieron perdices”. La novela de Jojo Moyes sirvió de base para que Thea Sharrock, una novata directora de cine, adaptara la historia a la gran pantalla, consiguiendo el éxito mundial.

En un pequeño pueblo perdido en tierras inglesas vive Louisa “Lou” Clark (Emilia Clarke), donde va de trabajo en trabajo para poder ayudar a su humilde familia. Se le presenta la oportunidad de trabajar en el majestuoso castillo del lugar, residencia de una familia adinerada. Su ocupación será cuidar y acompañar al joven y malhumorado Will Traynor (Sam Claflin), quien se quedó paralitico tras un accidente. Will tiene muy pocas ganas de vivir, ya que es preso de su minusvalía. Pero la alegría y viveza de Lou contagia a un deprimido Will que vuelve a sonreír. Poco a poco va surgiendo el amor y cuando parece que ambos vuelven a disfrutar de la vida, un viejo pensamiento de Will vuelve para atormentarle. Algo impensable pasa por su cabeza. Solo queda saber si será capaz de ignorar los sentimientos de su nuevo motivo por el que levantarse cada mañana, Lou.

De lo primero que hay que hablar es de los protagonistas, mejor dicho de sus intérpretes. Cuando acabó la película me di cuenta de que Emilia Clarke había conseguido enamorarme con su tierna interpretación. Apenas conocía a esta actriz, me sonaba de verla trabajar en “Juego de tronos” y poco más. Ahora sé que también se ha sumergido en una de mis sagas favoritas, “Terminator”. Su papel es difícil porque la personalidad de Lou tiene varias vertientes. Por un lado es una chica responsable, con la cabeza amueblada y que sabe muy bien lo que hace con su vida y con sus sentimientos. Pero a la vez su personaje es sensiblero, exagerado y ñoño. Emilia consigue una simbiosis casi perfecta en su interpretación. Si hablamos de Sam Claflin, he de decir que también me cautivó con su interpretación. Ha sabido transmitir un montón de sensaciones partiendo de que en un principio mostraba una personalidad huraña y encerrada en sí mismo. También desconocía donde había trabajado anteriormente, me sonaba de verle en la cuarta entrega de “Piratas del Caribe” y poco más. En definitiva, ambos personajes y actores saben estar a la altura, pudiéndolos comparar con la más famosa pareja de enamorados del cine, Julia Roberts y Richard Gere, aunque eso es otro tema.

Hablemos de la eutanasia. Este tema flota en el ambiente a lo largo de toda la película. Vemos que Will, antes de sufrir el accidente que lo dejó paralítico, era un hombre activo y aventurero. Disfrutaba al máximo de la vida. Practicaba mucho deporte y siempre andaba de aquí para allá. En definitiva era “un culo de mal asiento”. Imagino que absolutamente a nadie le gustaría que le privasen de la libertad, de la libertad de poder moverte, de no depender de nadie, de vivir tu vida. No quiero pensar que se debe de sentir cuando pierdes todo eso. No poder practicar tu deporte favorito, no poder conducir, depender de alguien las 24 horas del día para absolutamente todo. No poder levantarte de la cama, no poder correr junto a tu perro, no poder pasear junto a tu pareja o no poder correr para abrazar a alguien. Simplemente no valoramos todo eso, espero no tener que perderlo para valorarlo de verdad. Cuando te ves en esa situación probablemente se te pase por la cabeza la pregunta que le ronda a Will Traynor, ¿merece la pena seguir viviendo?, si a eso se le puede llamar vida. Estás encerrado en ti mismo, no puedes hacer nada, no puedes disfrutar de todo lo que amas. En esa situación se te pasa por la cabeza posiblemente la única solución, la eutanasia. Pareciera que estoy hablando desde una perspectiva muy triste y oscura, pero es la realidad. Eutanasia sí o eutanasia no. Es difícil de responder, creo que cada persona debería decidir por sí misma, sin que los demás decidan por ti. Existe también el problema de llevar a cabo esa solución, ¿quién y cómo? Sin duda es un tema espinoso del que no sabemos demasiado. Deberíamos empezar a ser más críticos con todos estos tabúes, que sin duda merecen que razonemos la respuesta correcta.

A raíz de lo anterior hay que hablar de la otra protagonista. ¿Cómo acepta la persona que te quiere un pensamiento como ese? Sin duda es complicado entender que la felicidad de uno mismo está por encima del amor. Por mucho daño que hagas a otra persona tiene que entender que es tu vida y te pertenece. Apenas se cómo abordar este tema, resulta complicado decidir qué es lo que está bien y lo que está mal. La ética de cada uno tiene que saber elegir, acercándose a una mentalidad abierta y racional.

Analicemos qué efecto tienen las historias de amor hollywoodienses en la sociedad. Historias como esta o como las de cientos de películas que existen hoy en día esconden tras de sí una utopía difícil de alcanzar. Nos creemos todo y la realidad es muy diferente. Aunque hay algo de verdad en cada película, no debemos dejarnos llevar por las historias de amor que vemos en la gran pantalla. Simplemente hay que ser realista y vivir cada uno su vida, sin mentirnos a nosotros mismos.

Para acabar, señalar que la autora de la novela tiene más libros acerca de esta historia. ¿Habrá secuelas? Estaría bien disfrutar de más entregas y convertir esta historia en una saga. Pero la historia se me hace sosa sin uno de los protagonistas. El tiempo decidirá, de momento podemos disfrutar una y otra vez de esta diferente historia de amor, llena de mágicos macguffins e incontables momentos emotivos que seguro te harán llorar. Casi me hacen llorar a mí, así que con eso lo digo todo…



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