Por el camino se entretiene
Para decir que no me gusta demasiado el cine español no paro
de hablar de él. Hoy tenemos enfrente la historia de Juan Carlos Delgado
Caballero, conocido como El Pera.
Cuando este señor era un chaval de once años, tenía en jaque a toda Madrid por
sus robos y por su delincuencia. Hoy hablamos de la película “Volando voy” que
relata su turbulenta vida. Se convirtió en un experto ladrón de coches para
después ponerlos a vertiginosas velocidades con tal de esquivar a la policía.
Famoso en su día por delinquir por las calles de Madrid con su banda,
atrancando bancos y sacando negocio de cualquier lado, cargaba con más de 150
detenciones a su corta edad. Evitó la cárcel y la muerte cuando la vio de
cerca. Con esfuerzo se acabó convirtiendo en un hombre de provecho.
Son los años setenta y Madrid vive aterrorizada por un
pequeño delincuente de once años que su especialidad es la de robar coches y
atracar bancos y joyerías. Se le conoce como El Pera (Borja Navas). Su nombre real es Juan Carlos y proviene de
una familia humilde y trabajadora del barrio de Getafe. Su padres, Juan
(Fernando Tejero) y Pepita (Mariola Fuentes) están desesperados y no saben qué
hacer. No entienden el cambio de Juan Carlos. Creen que la culpa es de la gente
con la que se junta. Detención tras detención y escarmiento tras escarmiento El Pera nunca parece aprender. Intentan
encerrarle en reformatorios para que cese su vandalismo, pero no consiguen
nada. Queda alguna esperanza cuando ingresa en la Ciudad Escuela de los Muchachos (CEMU). Allí conoce a quien le
salvará la vida. Alberto Muñiz (Àlex Casanovas) será el encargado de reconducir
la vida de Juan Carlos. Al enterarse de que cuatro integrantes de su banda
mueren en una persecución algo hace clic en la cabeza de El Pera que le hace replantearse su vida.
No dudo en calificar de “españolada” a esta película, por
sus actores, sus tópicos o su atmosfera, claramente es una peli de la España
profunda. Aun así, creo que merece la pena en muchos sentidos. Al no tratarse de
una comedia, el filme se le puede tomar más en serio, no como las picantonas y
casposas películas del cine patrio de los últimos años del pasado siglo. Su
trama también ayuda a que la película sea digna de admirar. La curiosidad por
saber cómo acabará el personaje principal es una de las claves en el desarrollo
de la historia. Las atrocidades en sus actos y la violencia que rodea a los
personajes, dotan de dramatismo las actuaciones de todos los actores. Sin duda
alguna estamos ante una película que se sale un poco de lo habitual en nuestro
cine y que además cuenta una historia real, que siempre llama más la atención.
Un tema interesante y que apenas he tocado es el de la
educación. ¿Se educa bien a los niños? En primer lugar, independientemente de que haya o no fracaso
en su educación, creo que existe un grave problema en el sistema educativo.
Creo que no se están haciendo las cosas como se deberían hacer, mirando por la
educación y la cultura de los niños. Los encargados de diseñar la educación y
el propio sistema son los culpables, desde mi humilde punto de vista. El
ejemplo de “Volando voy” es un caso real, pero llevado obviamente al extremo.
En la película vemos que la culpa no parece ser de la institución escolar ni
tampoco de los padres, aunque sus técnicas educativas no sean las más
apropiadas ni mucho menos. El problema radica en este caso en las compañías y
las malas influencias. Pero volvemos a lo mismo, esas compañías están mal
educadas. Los niños al fin y al cabo son niños, pero hay límites que no se
deben cruzar, sobre todo para no criar a futuros delincuentes.
Como venimos observando en la mayoría de películas que se
comentan en el blog, la violencia tiene un papel especial. Esta película no se
salva. Robos, persecuciones, peleas, tiroteos, muertes, violencia hacia menores
y hacia mujeres son algunas de las imágenes recurrentes de la película. Aunque
parezca contradictorio estas escenas tiene una importante carga pedagógica. Se
muestra la violencia junto a unas consecuencias que nadie desea, con el fin de
que la violencia y la delincuencia disminuya.
Ya he comentado que es una historia real, basada en hechos
que ocurrieron de verdad. El personaje de El
Pera existió de verdad y hoy en día aquel niño delincuente es un hombre
honesto y responsable. Actualmente Juan Carlos Delgado Caballero, su verdadero
nombre, se dedica a probar coches, es crítico automovilístico, experto en cine
y da clases de conducción evasiva a la Guardia Civil. En mayor o menor medida
es un ejemplo de superación y la prueba de que el cambio es posible. Aunque me
queje habitualmente de nuestro cine, siempre saco algo positivo de cada
historia.
Brutal historia que en algunos momentos se hace muy dura. Te
recomendaría verla porque de todo se puede aprender. No esperes una gran
producción ni un peliculón reconocido en festivales, pero sí una humilde
historia que pondrá aprueba tus emociones.
Comentarios
Publicar un comentario