Una princesa sin voz
Cuesta encontrar películas que justo al acabar de ver verlas
sientas que has visto algo perfecto. Un tal Guillermo del Toro estará cansado
de oír halagos como este. Obviamente hablo de su obra maestra “La forma del
agua” con la que ha revolucionado buena parte de la industria y con la que
arrasó en los premios Oscars. La típica historia de amor que se ha reinventado
cientos de veces en el cine. El universo cinematográfico de Guillermo del Toro
es extraño y en esta película, ha sabido congeniar a la perfección el aspecto
fantástico con una posible realidad con la que buena parte del público se
siente identificada. Guion, banda sonora, fotografía, montaje, atrezo,
vestuario, una simbiosis perfecta de todos estos elementos ha hecho posible el
éxito de algo tan raro como que una mujer se enamore de un pescao.
Y por último solamente recomendar esta película que está
causando sensación en la industria fílmica. Habrá gente que no asimile muy bien
lo que está viendo, lo que hay que hacer es ver un poco más allá de las
imágenes que se te presentan. Disfrutarás un montón con el universo de
Guillermo del Toro, el mexicano loco que ve en la fantasía un mundo mejor en el
que vivir.
Eliza (Sally Hawkins) es una mujer joven y muda, desde que
era niña, que vive en un pequeño piso de Baltimore. Trabaja de limpiadora en un
laboratorio secreto del gobierno en tiempos de la guerra fría. Sus dos mejores
amigos son Giles (Richard Jenkins), un vecino suyo, y Zelda (Octavia Spencer),
una compañera de trabajo, con ellos comparte su anodina vida. Un día traen al
laboratorio un extraño sujeto, mitad humano mitad anfibio. El gobierno planea
experimentar con él y matarlo por cuestiones políticas. Sin embargo, Eliza
conecta con el extraño humanoide y descubre que un ser como ese es capaz de
albergar emociones dentro de sí, llegando incluso a amarla. Ante la posible
ejecución de la extraña forma, Eliza planea llevársele consigo para tratar de
salvarle. Consiguen pasar desapercibido escondiéndose, pero la gente del
gobierno, encabezada por Strickland (Michael Shannon) consigue asaltar su casa
en busca del anfibio. Una airada persecución acabará con un final que no dejará
indiferente a nadie. Toca saber cuál es el destino de Eliza y su extraño
amante.
He de decir una cosa antes de ponerme a hablar de esta
película, y es que el universo de Guillermo del Toro es desconocido para mí. Se
de su existencia, pero hasta ahora no me llamaba la atención por el tipo de
fantasía que reflejan sus películas. Creo que al descubrir esta película me
adentraré en su cine y quizá me sorprenda y me hipnotice. La pregunta es: ¿por
qué esta película sí que me ha enganchado? Sinceramente cuando una peli te
atrapa no se sabe muy bien por qué. Desde el minuto uno sentía algo distinto.
Su atmosfera, su penetrante color verde, sus personajes, la sucesión de los
acontecimientos, todo calculado al milímetro para que parezca que tú también
formas parte de ese mundo.
Adentrándonos de lleno en la película es fundamental hablar
del personaje de Eliza, interpretado a la perfección por Sally Hawkins. ¿Qué
conclusión sacamos de ella? Pues que se puede emocionar y clavar una
interpretación sin la necesidad de hablar. Su problema en las cuerdas vocales
dota de una personalidad increíble a Eliza. Es una mujer con la que el
colectivo femenino de hoy en día se siente muy identificado. Una mujer que
sobrevive con su propio trabajo, que se cuida ella sola, que tiene sexo sola,
que no depende de ningún hombre para vivir y para ser feliz. Otra cosa es que
se le cruce en su camino alguien que sea capaz de conectar con ella. Alguien
tan especial que sabe apreciar el interior de una persona y ver más allá de sus
defectos, como en este caso lo hace el hombre anfibio. He hablado en alguna
otra ocasión de la importancia de la mujer en el cine actual. Aquí vemos otro
ejemplo claro, aunque la liberación de la mujer en esta película no se produce
del todo, ya que al final se une a la figura masculina. Pero poco a poco vemos
ese arquetipo de mujer que ya va siendo hora de que nos muestren en la gran
pantalla.
Una idea clave que la película intenta transmitir es el tema
de la obsesión del ser humano de someter y esclavizar a lo extraño. Creo que es
importante reflexionar acerca de ello aunque no sea el tema principal del
largometraje. Al mismo tiempo quiero creer que Guillermo del Toro ha intentado
educarnos en ese sentido. Si echamos la vista atrás, y no tan atrás, nos damos
cuenta de que cualquier raza que se siente superior trata de exterminar a “lo
extraño”, a lo que supone una amenaza y sobre todo a aquello que va contra su
ideología o sistema. En la peli torturan, experimentan, esclavizan y someten a
un sujeto que se sale de los parámetros establecidos como “normales”. ¿Por qué?
Esa es la gran pregunta. En vez de respetar nuestro entorno y a los seres vivos
que nos rodean hacemos todo lo contrario, destruirlo. Si no somos capaces de
convivir en paz es imposible avanzar como sociedad y como seres humanos que
somos.
Guillermo del Toro no estuvo exento de polémicas al verse
involucrado en temas de plagio. Pero si pensamos un poco esta historia ya nos
la han contado muchas veces y nadie se ha quejado. El formato es el mismo, una
historia de amor que tiene que superar una serie de conflictos para que
finalmente vivan felices y coman perdices. O acaso no habéis visto “La bella y
la bestia”, “Amor y otras drogas”, “Pretty Woman” o “La dama y el vagabundo”
por citar algunos ejemplos. Sin embargo, en esta ocasión nos encontramos con un
personaje difícil de asimilar. Aunque su forma es mitad humano, es difícil de
ver en él cierta humanización. Conforme avanza la película Eliza consigue que
“la forma” exprese sus sentimientos y vemos a un ser sensitivo que es capaz
incluso de llegar a amar a una persona. Distingue el bien y el mal, adquiere
principios y valores y nos da un ejemplo de humanidad. Sin duda una de las
relaciones de amor más extrañas de la historia del cine, pero con esa chispa
realidad que habita en todos nosotros.
Desde el principio de la película son muchos los detalles
que enriquecen la película. El color verde que envuelve el filme, el agua como
elemento recurrente, los “pensamientos del día”, los sutiles macguffins
escondidos en su trama, la banda sonora emplazada en los momentos de más
tensión emocional o todos los arquetipos de personajes que se nos muestran.
Todos estos elementos hacen que sea una película tan completa y tan emocionante.
No quería dejar de hablar del apoteósico final. No quiero
desvelar mucho de él, pero sin duda es algo realmente emocionante. Un clímax
que tiene de todo, acción, amor, sangre, venganza, triunfo y una tensión
dramática digna de las mejores historias del celuloide. Acabarás la película
con satisfacción al saber que has invertido bien tu tiempo.
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